Ir al contenido principal

Rosa Blanca

Nos vemos pronto”. Esto decía la nota que encontró deslizada en la ventana de su habitación. En el alféizar había una rosa blanca hermosa, floribunda descubriría más tarde que era como se le llamaba a las de su tipo. Sabía de quién era el regalo como sabía que la misiva decía la verdad.

En aquel entonces eran jóvenes pero estaban profundamente enamorados. En realidad, ella había caído primero, pero lo quería con tanta fuerza que básicamente había obligado al universo a inclinar el corazón del muchacho a su favor. Pícaro como era, tenía la maña de sorprenderla con gestos como este. El mensaje era claro, ni su padre ni nada iban a detenerlo de verla y se lo estaba asegurando.

Aquellos días habían quedado atrás hace mucho, pero la emoción por volver a verlo persistía inmutable. No sabía nada de él desde que había partido, meses antes.

Como cada mañana fue hasta el buzón, lo abrió y esta vez encontró dentro una carta. Con el corazón en la boca y conteniendo el aliento bajó la cabeza, abrirla era muy difícil. Junto a sus pies, desapercibida hasta ahora, una rosa blanca. Rió aliviada. Ya sabía qué encontraría en la carta.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Siempre Juntos

     El amor que profesaba por su profesión no era equiparable casi a nada, la única excepción era el que sentía por su esposa. Ella era una dama exquisita, sin igual en todo sentido, y por lo tanto, vorazmente codiciada por todo hombre que cruzara su camino. Su intelecto no alcanzaba a comprender por qué una mujer así estaría con alguien como él, que sólo destacaba entre los demás por su talento y renombre en su área de trabajo. Por tal motivo, lo relativo a su amada era su mayor preocupación desde hace mucho tiempo.      Él era una eminencia en lo tocante a su empleo. Había trabajado con dictadores, generales, revolucionarios, presidentes, grandes pensadores, mandatarios, actrices famosas, en fin, personas excepcionales de todo tipo. El miedo, finalmente, lo había impulsado a incluir en esa lista a su esposa. De esta forma, — concluyó — se aseguraba que estarían juntos por siempre, no podría abandonarlo por ningún otro después. Porque la verdad sea d...

Mariposa

Que ser asombroso, dotado de tanta belleza y con la posibilidad de vivir libre , lejos del suelo, en despreocupado vuelo. Esto pensaba en tanto admiraba a la mariposa que revoloteaba sobre las flores.          Cómo sería vivir así, sin nada que te ate, que te pese, que te carcoma poco a poco. Cada día acababa en el reino de los sueños sintiéndose mariposa. Allí podía experimentar el dejar atrás aquellos funestos sucesos que tan profundas heridas le habían ocasionado .           El recuerdo se hacía cada vez más doloroso y vivir consigo mismo le resultaba un sufrido esfuerzo. Sin embargo, a la par de su padecimiento, crecía su deseo de volar. Así fue como un día consumió lo que le quedaba de su sustancia liberadora, agotando sus reservas de una sola vez, en una dosis bastante mayor que la habitual. Esta se juntó con su impetuosa ambición y en conjunción lograron la ansiada transformación.       ...

Prodigiosa

Muchos nacían con algo de magia. La mayoría poseían sólo una habilidad, unos pocos contaban con dos y una ínfima minoría había exhibido hasta tres. La práctica no influía, la cantidad de talentos mágicos era determinado al nacer. Sin embargo, hubo una niña que parecía no tener límites. Lo que pensara podía hacerlo, realizando maravillas que el resto no creía posibles, ni con la ayuda de magia. Así fue cómo toda su vida obtuvo lo que quiso sin gran esfuerzo. No necesitó estudiar ni trabajar, tampoco tuvo que hacer amigos, con sólo desearlo su magia dominaba todo.            Un día, siendo adulta, miró hacia atrás pensando en su vida y lo único claro en su mente fue que todo lo conseguido hasta ese momento era falso, eran hechizos, no era por ella. Abrumada, decidió acabar con su vida. Su pareja la encontró con la soga al cuello. — Detente, por favor, sea lo que sea puedes solucionarlo.—   —Esto no, te libero.— susurró ella mientras creía que r...