Ir al contenido principal

Prodigiosa

Muchos nacían con algo de magia. La mayoría poseían sólo una habilidad, unos pocos contaban con dos y una ínfima minoría había exhibido hasta tres. La práctica no influía, la cantidad de talentos mágicos era determinado al nacer. Sin embargo, hubo una niña que parecía no tener límites. Lo que pensara podía hacerlo, realizando maravillas que el resto no creía posibles, ni con la ayuda de magia. Así fue cómo toda su vida obtuvo lo que quiso sin gran esfuerzo. No necesitó estudiar ni trabajar, tampoco tuvo que hacer amigos, con sólo desearlo su magia dominaba todo.

          Un día, siendo adulta, miró hacia atrás pensando en su vida y lo único claro en su mente fue que todo lo conseguido hasta ese momento era falso, eran hechizos, no era por ella. Abrumada, decidió acabar con su vida. Su pareja la encontró con la soga al cuello.

Detente, por favor, sea lo que sea puedes solucionarlo.— 

—Esto no, te libero.— susurró ella mientras creía que retiraba su embrujo, y tumbaba la banqueta sobre la que se paraba. 

—Entonces lo superaremos juntos, por favor, te amo.— dijo él, sosteniéndola.

Sonrió y lo besó. Al parecer, había un límite para sus poderes.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Robo

            Los tres estaban juntos desde que tenía memoria. Habían crecido en las calles, criados por la oportunidad y la audacia, moldeados por la imperiosa necesidad de alimentos y otros menesteres básicos. Todo lo que el mundo tuviera para ofrecer era de ellos para que lo tomaran, o eso creía él.           Con los años vinieron preocupaciones más allá de la mera supervivencia, como los asuntos que competen al corazón. El suyo, robado por la muchacha con la que había pasado todo este tiempo. Pensaba en como podría obtener el de ella a su vez.             Un día como cualquier otro, volvía a la guarida de hacer una ronda nocturna, cargado con los botines de sus pulcros hurtos, cuando los encontró besándose. Aprovechó que la atención de sus amigos estaba puesta al servicio de la pasión para aproximarse furtivo, y ni bien estuvo al alcance, clavó su puñal en la espalda de quien había sido como su hermano. Un segundo después, el cuello de la pobre chica, paralizada por el espanto, s

Mariposa

Que ser asombroso, dotado de tanta belleza y con la posibilidad de vivir libre , lejos del suelo, en despreocupado vuelo. Esto pensaba en tanto admiraba a la mariposa que revoloteaba sobre las flores.          Cómo sería vivir así, sin nada que te ate, que te pese, que te carcoma poco a poco. Cada día acababa en el reino de los sueños sintiéndose mariposa. Allí podía experimentar el dejar atrás aquellos funestos sucesos que tan profundas heridas le habían ocasionado .           El recuerdo se hacía cada vez más doloroso y vivir consigo mismo le resultaba un sufrido esfuerzo. Sin embargo, a la par de su padecimiento, crecía su deseo de volar. Así fue como un día consumió lo que le quedaba de su sustancia liberadora, agotando sus reservas de una sola vez, en una dosis bastante mayor que la habitual. Esta se juntó con su impetuosa ambición y en conjunción lograron la ansiada transformación.           El resultado fue magnífico, mejor de lo que jamás hubiese imaginado. Grandes al

Siempre Juntos

     El amor que profesaba por su profesión no era equiparable casi a nada, la única excepción era el que sentía por su esposa. Ella era una dama exquisita, sin igual en todo sentido, y por lo tanto, vorazmente codiciada por todo hombre que cruzara su camino. Su intelecto no alcanzaba a comprender por qué una mujer así estaría con alguien como él, que sólo destacaba entre los demás por su talento y renombre en su área de trabajo. Por tal motivo, lo relativo a su amada era su mayor preocupación desde hace mucho tiempo.      Él era una eminencia en lo tocante a su empleo. Había trabajado con dictadores, generales, revolucionarios, presidentes, grandes pensadores, mandatarios, actrices famosas, en fin, personas excepcionales de todo tipo. El miedo, finalmente, lo había impulsado a incluir en esa lista a su esposa. De esta forma, — concluyó — se aseguraba que estarían juntos por siempre, no podría abandonarlo por ningún otro después. Porque la verdad sea dicha, ser el embalsamador más